En una consulta de expertos convocada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la colaboración de la Organización Mundial de Sexología (WAS), realizada en Guatemala en el 2000 se llegó a la siguiente definición de Salud Sexual: “Es la experiencia del proceso permanente de consecución del bienestar físico, psicológico y sociocultural relacionado con la sexualidad”. Esta definición nos coloca en una perspectiva de comprensión de lo valioso, importante, útil, satisfactorio, placentero, bueno y digno de todo programa, servicio, legislación o acción que favorezca o ayude a la conquista de la salud sexual en niños, niñas, adolescentes, adultos jóvenes, adultos mayores.
Cuando en 1.982 iniciamos el postgrado de orientación de la conducta en el Centro de Investigaciones Psiquiátricas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela y haber alcanzado conocimientos sobre conducta, actitudes de los orientadores, psiquiatría y sexología, en las distintas cátedras a cargo de un grupo de Psiquíatras Sexólogos, encabezado por el Dr. Fernando Bianco Colmenares, Alexis Vásquez y la esposa del Dr. Bianco, apenas nos estábamos asomando a la noción de salud sexual: por cuanto tuvimos que experimentar todo el impacto del diagnóstico clínico y diversas técnicas y programas terapéuticos en nuestra vida personal, en el grupo de alumnos del postgrado, pareja conyugal, grupo familiar, en los pacientes que nos sirvieron para elaborar los 10 estudios de casos que exigía el reglamento del Centro de Investigaciones y posteriormente los pacientes en la consulta privada y los talleres de terapia sexual.
Esto nos hace decir que entramos en un proceso de terapia sexual permanente, en vez de entrar en “…el proceso permanente de consecución del bienestar físico, psicológico y sociocultural relacionado con la sexualidad.”, como fue definido anteriormente. Solamente después de un diagnóstico adecuado y completo de nuestra condición de pacientes sexológicos, es que podemos entrar en la conquista de progresivos y permanentes espacios de salud, dada la socio-cultura de tabú, represión y patologización de la sexualidad en la que hemos nacido, crecido, vivido nuestra sexualidad.
Los expertos de las Instituciones citadas anteriormente también señalan respecto a la salud sexual algo todavía más comprensible sobre la salud sexual: “La salud sexual se observa en las expresiones libres y responsables de las capacidades sexuales que propician un bienestar armonioso personal y social, enriqueciendo de esta manera la vida individual y social. No se trata simplemente de la ausencia de disfunción o enfermedad o de ambos. Para que la salud sexual se logre es necesario que los derechos sexuales se reconozcan y se garanticen.”.
De todo lo anterior, sostenemos que sin salud sexual de los adultos en sus distintos roles y responsabilidades familiares, públicas, privadas, religiosas no habrá educación sexual.
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