Somos y estamos, prisioneros en el Círculo de Ignorancia Sexual, que significa que hemos nacido en una familia dentro de una socio cultura de tabúes y represión sexual, en la cual se ha silenciado y censurado el tema sexual, de manera que nuestros padres no fueron educados sexualmente por sus padres; tampoco los padres de ellos lo hicieron y ellos no lo hicieron con nosotros y nosotros no tenemos ni conocimientos, actitudes, lenguaje, habilidades, destrezas, técnicas, metodologías ni cultura para hacerlo con nuestros hijos.
El círculo nefasto de la ignorancia sexual se ha venido reproduciendo de generación en generación y todas las instituciones han contribuido para ello. En 1.993 dictamos un taller para jóvenes en Coro organizado por la Fundación del Niño dirigido por la Primera Dama, la Dra. Gladys de Cermeño, quien es médica y avalado por el Decanato de Extensión de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda y el respaldo de la Arquidiócesis de Coro.
En el taller participó uno de los hijos del médico coordinador del post grado de ginecología y obstetricia y jefe de este servicio en el Hospital General de Coro. Jamás había hablado de sexo a sus hijos, en el seno de su familia ni tampoco a sus estudiantes. El hijo el sábado por la noche abrió y dirigió una conversación con toda la familia y su padre pudo hablar de sexo. Al terminar el curso, el domingo por la tarde participó en la clausura y dio el testimonio familiar y dijo que en la Universidad no había ninguna cátedra de sexología en pre grado o post grado. Nos hizo solicitud de una conferencia para sus alumnos de post grado a la que asistieron todos los estudiantes, profesores de cuatro especialidades más y los médicos y paramédicos del Hospital.
Si así han sido formados nuestros médicos ¿qué podríamos decir de los licenciados en educación, en comunicación social, en derecho y en religión? ¿Cuál será la condición de quienes no han pasado por la universidad, ni el liceo o la primaria? ¿Cuál la situación de nuestros padres y madres obreros y campesinos que pueden haber salido recientemente del analfabetismo con la Misión Robinson?
Hay quiénes mantienen que los padres deben dar la educación sexual a sus hijos y no dejar delegar esa responsabilidad en maestros u otros profesionales. Esta ha sido una posición doctrinal de la Iglesia Católica a nivel mundial y otras confesiones religiosas. Encontramos por otro lado múltiples documentos emanados del Vaticano y otras instancias eclesiales que llaman a los obispos, sacerdotes, laicos y educadores a trabajar en programas de educación sexual.
Muchos pronunciamientos y hasta movilizaciones se vienen dando en los países de mayoría católica, donde el Estado ha aprobado Leyes y creado Programas de Educación Sexual y sin embargo en otros países, la Iglesia respalda estos programas y leyes o no se opone.
En medio de esto no podemos ignorar o evadir esta realidad: somos el producto de una socio cultura de tabúes, silencio, ignorancia, prejuicios, mitos, desórdenes, patologías, grandes negocios de pornografía y publicidad que se hacen con el sexo, precisamente como fruto de la falta de una adecuada, oportuna, positiva y efectiva educación sexual.
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